miércoles, 3 de agosto de 2016

No Quiero Morir


Desde que enfermé anduve buscando qué era lo tenía, pues sin un diagnóstico los médicos no sabían qué remedio efectivo me podían recetar. Agobiada esperaba que me dieran la medicina que no sólo me aliviara sino que me curara de este mal. Pero cuando me dieron el diagnóstico, me encontré con la triste verdad que tengo una enfermedad muy rara que hasta ahora no le han encontrado remedio y que con este padecimiento sólo me aguarda la muerte. Eso no era lo que yo deseaba, pues todo enfermo anhela la sanidad, porque nadie desea sufrir y mucho menos quiere morir y yo no soy la excepción, yo no quiero morir, yo sólo quiero vivir.


ANA VICTORIA SANZ: Yo no quiero morir, yo quiero vivir
Mi fe está en Aquel que venció la muerte y esa fe
no me avergüenza.

Todas las personas temen morir, todos quieren vivir aun cuando su existencia sea carente de felicidad y aun sin salud todos nos aferramos a la vida; salvo los que están desquiciados que con un espíritu suicida deciden dejar de vivir, sin embargo, cuando un potencial suicida le hace saber a alguien que se va a quitar la vida en el fondo suplica ¡Auxilio, ayúdame si sigo así me voy a quitar la vida, no quiero morir, sálvame! Pero normalmente los que están a su lado no se dan cuenta hasta que este un día hace lo que dijo que iba a hacer.


Si le pregunto a alguien ¿Tú quieres morir? Lo más seguro es que me diga “No, yo no quiero morir”, pero ¿Quién quiere morir? ¡Nadie! Nosotros fuimos hechos para vivir, no para morir, la muerte nos aterra, porque no fuimos diseñados para la muerte, tampoco para la enfermedad. Dios cuando hizo su creación no nos formó el día uno cuando todo era un caos, ni siquiera el día dos, o el tres o el cuatro o el cinco, Él nos formó el día seis después que ya toda su creación estaba lista con el ecosistema perfecto para que el hombre hecho a su imagen y semejanza fuera feliz; Nosotros fuimos hechos para la felicidad, para la risa, para la plenitud de gozo y el deleite, fuimos hechos para ser sanos y nunca padecer dolor, por eso el dolor, las aflicciones y la muerte nos afectan tanto y nos descontrolan la vida.

Yo deseara que la muerte no existiera, pero no se puede hacer nada al respecto, la muerte está allí, amenazándonos en cualquier cosa, en un accidente, una enfermedad, un acto violento, un fenómeno terrible de la naturaleza, una agresión de un animal, en una manifestación cívica, en una guerra, en una ELA, en fin, la muerte está ahí esperando su momento para quitarnos de la tierra de los vivientes y no tiene edad para llegar, es siniestra y atemoriza hasta al más fuerte.

Se supone que uno va vivir por siempre, pero un día nos damos cuenta que no es así, y en nuestros primeros años de vida empezamos a lidiar con el concepto "muerte", el cual es difícil de comprender; vemos a un animalito morir y nos conmovemos, luego a un abuelo o a una persona mayor fallecer y creemos que la muerte es para los viejos, pero un día sabemos que murió el bebé de la tía o la niña de la vecina y nos percatamos que los niños también mueren, eso nos impacta y nos damos cuenta que también nosotros podemos morir en cualquier momento, entonces crecemos con el miedo de ella y para no agobiarnos con ese miedo preferimos obviarla y en lo posible no hablar de ella.

Pero de pronto nos fijamos que no sólo nosotros podemos morir, sino también aquellos que amamos y que nos dan seguridad en la vida y allí nos llenamos de terror al imaginar que se muera alguno de ellos y eso nos llena de pesar; La angustia que da es tremenda, tan sólo de pensarlo, por ejemplo, en mi caso, cuando caí en cuenta que mi mamá o mi papá se podían morir o alguno de mis hermanos me conmocioné mucho, reconozco que al meditar en eso empezaba a llorar como si eso en verdad hubiera ocurrido. Recuerdo, también, la angustia que me daban aquellos momentos, en los que me embargaba el temor a la muerte por mis hijos, especialmente cuando estaban recién nacidos, en ese entonces me levantaba a verlos, temiendo que no estuvieran respirando y se hubieran muerto; igual llega ahora a mi memoria la angustia que me daba cuando ellos estaban muy enfermos, en esas noches que se hacían tan largas, mientras yo velaba su sueño, bajando con compresas sus fiebres altas y aguardando despierta para dar a tiempo su tratamiento, en esos momentos no podía evitar tener esos sentimientos de temor de que ellos no respondieran a los remedios.

La muerte ¡Cuán terrible es! Y lo peor es que no podemos vencerla con nuestras fuerzas, capacidades y avances científicos. Hasta ahora, en caso de enfermedad, se ha logrado con la ciencia y medicina que se detenga un poco la eminente muerte ya sea por unos años o meses o días, pero ella sigue allí silente esperando su momento y todos nosotros  más tarde o más temprano seremos objeto de ella y así lo aceptemos o no un día cualquiera tocará a nuestra puerta y entonces moriremos. 

Escuché un chiste en alguna parte que decía que alguien hizo un ensayo a 10.000 personas y el resultado arrojó que el 100 por ciento de los individuos que participaron en el estudio iban a morir; esta es una gran verdad dicha de la boca de un comediante, pues todos estamos sentenciados a muerte, salvo aquellos que hayan creído en Jesucristo y estén vivos para el tiempo en  que Él venga por segunda vez, pues, como dice las Sagradas Escrituras en 1 Tesalonicenses 4:13-17, estos serán alzados y llevados con Él, es decir no morirán y se encontrarán con Cristo en las nubes del aire.

Recuerdo una vez que iba con una persona muy querida por mí en su carro y pasamos por una funeraria y esa persona cuando pasó por allí se espantó diciendo “¡Lejos con eso!” esa vez medité en esa conducta y pensé en lo lógico que es que uno se espanté de la muerte, pues es algo desconocido, algo que no hemos experimentado. La vida es lo único que conocemos y esta vida puede ser buena y a grandes rasgo feliz o puede ser terrible sujeta a maltratos, desventuras, vicios, enfermedades y aflicciones, pero no importa las circunstancias en la vivamos esta es la vida que hemos vivido y ya sea buena o mala es lo único que conocemos y hemos probado, sólo sabemos vivir y nada más, todo lo que está fuera de esto nos causa terror.

Pero aunque sólo queramos vivir la muerte es real, sin embargo ¿Puede todo lo que yo soy quedarse allí, en un cuerpo inerte en un ataúd que se descompondrá en una fosa debajo de una lápida con mi nombre? ¿Dónde quedará la Ana Victoria que piensa, que sueña, que tiene sentimientos, que tiene convicción de lo bueno o de lo malo, que habla lo que siente y expresa sus intenciones con palabras, muecas, señas y acciones? ¿Soy yo sólo eso, un pensamiento que se lo lleva el viento? ¡Claro que no! Si la vida acabara por completo en esa tumba fría ¿Para qué vivo y qué sentido tiene la vida? ¿Y para qué vivir con honradez, para qué esforzarse en ser justo y hacer el bien, para qué toda la lucha por mantenerse íntegro? Si somos nada ¿Para qué ser sabio y tener temor de Dios? Si sólo somos como una hoja que cae y se desintegra y de allí ya no queda más nada de nosotros más que el olvido de que una vez existimos.

Pero la verdad, es que Dios si considera que somos más que una hoja de un árbol que cae al suelo, Él cree que somos muy valiosos, tanto que dio la vida de su Hijo para que la vida de los que creen en Él no termine con la muerte, sino que comience con ella, pues con su Hijo Jesucristo la muerte deja de ser la condena de terror y se convierte en el medio para alcanzar la vida eterna.

La muerte es así como el momento del transitar de un bebé por el cuello uterino de su madre, ella es un medio que nos conduce de un ecosistema conocido, pero limitado y oscuro, a uno desconocido que es ilimitado, lleno de luz y eterno. El bebé no se propone nacer, pero él se forma para nacer, no para permanecer eternamente en el útero y aunque no quiera nacer y se niegue a hacerlo, le llegará su momento y el mismo medio que lo contuvo, lo alimentó y lo ayudó a formarse lo expulsará quiera él o no, así nosotros, nos guste o no, estemos preparados o no y lo entendamos o no, cuando nos llegue el momento seremos expulsados a través de la muerte de este gran ecosistema donde vivimos y nos encontraremos, de una vez y para siempre, con la Luz y la Vida Eterna.

Las sagradas Escrituras nos dice, en Génesis 2:7: “Entonces, del polvo de la tierra Dios el Señor formó al hombre, e infundió en su nariz aliento de vida. Así el hombre se convirtió en un ser con vida”, un ser para vivir y para vivir feliz, pero el hombre pecó, o sea decidió hacer su propia voluntad, obviando la de su Creador y eso le costó la unidad que el hombre (y la mujer) tenía (n) con el Señor y esa separación que se hizo, ese abismo insalvable que se formó entre ellos se llamó pecado y el pecado tiene un solo tipo de condena y es la MUERTE, por eso aunque queramos vivir estamos condenados a morir, pues ya hemos sido condenado como dice Romanos 6:23 “Porque la paga del pecado es muerte”, vemos morir y morimos, porque el pecado nos sentenció a muerte y lo peor nos castigó a tener una muerte eterna.

Sin embargo nuestro Creador, aunque le dimos la espalda y preferimos hacer lo que queríamos, nos amó tanto que viendo que no podíamos vencer la muerte y que ella era nuestra sentencia, envió a su Hijo, su único Hijo para que Él llevara nuestra culpa y pagara el precio por nuestras transgresiones, muriendo en nuestro lugar para que tuviéramos vida, Él aunque no lo merecíamos, nos dio el regalo más grande que podemos desear aquellos que no queremos morir y ese obsequio es la “vida eterna”, pero hay una sola condición para obtener esa vida eterna y esa condición es “creer”, creer que Él la da gratuitamente como dice Juan 3:16 “Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito para que todo aquel que en Él cree no se pierda más tenga vida eterna”. 

Yo, como no quiero morir, he creído esa Palabra y esa es mi fe, que Jesús pagó por mí para que yo no muera eternamente y tengo la convicción de que Él quitó esa separación entre Dios y yo y por su sangre derramada en la cruz Él expió mi pecado y me permitió por su gran amor acercarme confiadamente a Dios para recibir su regalo de vida eterna. 

Si Jesús no se hubiera levantado de entre los muertos, sino hubiera resucitado no tendríamos esperanza de vivir por siempre y todos, sin excepción, perpetuamente seriamos condenado a muerte, pero ese Jesús, sí resucitó, Él vive y por siempre vivirá, en Apocalipsis 1-17-18 1:17-18 dice: “No temas. Yo soy el primero y el último, el que vive. Estuve muerto, y he aquí que vivo por los siglos de los siglos. Y tengo las llaves de la muerte y del Hades”.

El Hades es el lugar de los muertos, o sea que el Señor no sólo venció la muerte, sino que quitó todo el poder que ésta tenía sobre nosotros y así mismo Él tiene el poder para abrir ese “lugar de los muertos” y dejar salir de él a quienes en Él creyeron, de tal modo que quienes mueren con su fe en Cristo serán liberados de ella, por eso no mueren para siempre y ese proceso llamado “muerte” deja de ser para los que creemos en Jesús algo terrible y atemorizante, por el contrario la muerte ahora es sólo un momento de sueño que tendrá un gran despertar, como dice 1 Tesalonicenses 4:13 y 14 “Tampoco queremos, hermanos, que ignoren acerca de los que duermen, para que no se entristezcan como los demás que no tienen esperanza. Porque si creemos que Jesús murió y resucitó, de la misma manera Dios traerá por medio de Jesús, y con él, a los que han dormido…”

Así que morir es dormir en Cristo y dormir no duele, sino que trae descanso y siempre que uno duerme, se duerme con la esperanza de volver a despertar y esa es mi esperanza cuando yo me duerma y no despierte más en este cuerpo que hoy está padeciendo ELA, por eso cuando me duerma será porque he ido a descansar en el Señor hasta que Él me vuelva a despertar, pero ya con un cuerpo inmortal. 

Yo, la Ana Victoria que hoy ama, que se contraría y se enfada cuando no quiere lo que le está pasando, la que se conmueve con el dolor ajeno, la que llora y ora por Venezuela, la que piensa y razona, un día cualquiera, cuando Él lo diga, me dormiré y volveré al Eterno, pues soy realmente ese aliento de vida que Dios puso en mi cuerpo para hacerlo un alma viviente y después de un tiempo sonará la final trompeta y me despertaré de nuevo.

Todo lo que realmente soy, la esencia de mi ser está temporalmente morando en este cuerpo de muerte que cada día se deteriora con la ELA y se aflige con sus efectos, pero estoy segura de que un día seré liberada de él para irme a encontrar con el dador de la vida, sea a consecuencia de la misma ELA o sea por otra causa que nadie espera, ese día volveré a mi Creador para darle cuenta de lo que hice en este cuerpo y por mi fe en esa resurrección seré justificada de mis pecados y tendré vida eterna.

lunes, 20 de junio de 2016

Lo bueno de tener ELA

ANA VICTORIA SANZ: Tener ELA me hizo 
dar cuenta que no se tiene el tiempo que se 
creía tener y entonces aprendí a apreciar más 
los momentos que me acercan a Dios y a
valorar más cada instante, cada respiro,
cada abrazo, cada sonrisa, cada beso... 
Cuando le dicen a una que tiene una enfermedad degenerativa con una esperanza de vida muy corta, una termina pensando cualquier cantidad de cosas y cuando una ya interioriza y de forma serena entiende su situación se da cuenta que perdió el tiempo en tonterías; se da una cuenta que debió amar más y debió enojarse menos, que debió haber sonreído más y haberse permitido expresar más sus buenos sentimientos hacia los que le aman, que debió ser más agradecida y más sensible a la voz de Dios; que debió ser más detallista y menos acaparadora de cosas y sentimientos que no servían para nada, que sólo le robaban el espacio y ahogaban a aquellos que realmente amaba: Una cae en cuenta que uno quería hacer mucho en mucho tiempo, pero que el tiempo que una tiene no alcanza.

Una se pregunta para qué mezquiné buenos gestos, besos y abrazos a los que me aman y yo les amo; para qué guardé palabras que pudieron alegrar, alentar, animar y aún salvar a otros; para qué no lloré cuando tenía ganas; para qué callé cuando debía hablar; Para qué hablé cuando debía callar; para qué ignoré cuando debía haber prestado toda mi atención; para qué me guardé de hacer aquellas llamadas que pudieron alegrar a quien en ese momento tenía soledad; Para qué me quedé en casa cuando debí haber salido a pasear o llevar el mensaje de Dios; Para qué, para qué y para qué ¡Tantos para qué!

Al ver cada día que el reloj anda y no se para, ni hace pausa, y que su tic tac señala que el tiempo ya se agota; una exclama: ¡Vaya, Dios! Perdóname por no haber aprovechado bien mi tiempo ¡Por favor, ayúdame a terminar! Pero el asunto es que pudimos ir al paso sin derrochar y perder minutos, horas, días, semanas, meses y años de nuestra vida; pudimos vivir de contado sin deber nada a nadie; sin que nos queden cosas por hacer; y sin tener de qué avergonzarnos en nuestra vida, pero no, nuestra tendencia es que todo lo dejamos para última hora, esto es como cuando un profesor manda a sus alumnos a hacer una tarea y estos piensan tengo mucho tiempo, la semana que viene la comienzo, y así pasan los días, luego hay algo más importante que hacer y creyendo que aun queda muchos días la van dejando para después, pero un día antes de la fecha se cae en cuenta que la tarea es para mañana y se trata de hacer en un día lo que no se hizo en semanas, entonces se pasa la noche sin dormir trabajando y aun antes de clases se está ansioso tratando de terminar la tarea, pero la campana del reloj suena anunciando con su "tan tan" que se acabó el tiempo y la tarea quedó inconclusa y ya no hay más chance.

Aun cuando la ELA te resta violentamente el tiempo, he encontrado que tener Esclerosis Lateral Amiotrófica te da un privilegio que la mayoría de las personas no tendrán, pues ella nos hace conscientes de lo efímero de nuestra vida y nos hace meditar sobre nuestra existencialidad, así como lo hacen otros pacientes con otros tipos de enfermedades terminales. 


Al saber que una tiene ELA una empieza a reflexionar sobre su vida, sobre lo que hizo y dejó de hacer y de ser; sobre lo que soñó y proyectó y que ahora debe ajustar para tratar de alcanzarlo en esta nueva condición... Si yo no supiera que tengo ELA, creería que aun me falta mucho tiempo para morir y no valoraría tanto mis días, no amaría tanto como ahora amo, no apreciaría en las personas su sonrisa, su sinceridad, su valor, su confianza, sus virtudes, en fin.

Si no sospechara que hoy puede ser mi último día no disfrutaría tanto el abrazar a los que quiero y demostrarle mi amor; si no viviera con los síntomas de la ELA no agradecería a Dios tanto como lo hago cada día por sólo poder abrir los parpados sin fuerzas de mis ojos cada mañana; o por poder mover mis extremidades llenas de espasticidad al despertar o al intentar caminar; o por poder respirar sin ninguna ayuda; si no padeciera ELA no sería tan feliz cuando puedo hablar y cuando puedo pronunciar la "R" y la "L"; no disfrutaría el poder comer aun sin que me ahogue al hacerlo. 


El tener ELA me ha hecho ver lo hermoso de la vida, su color y su esplendor; me ha hecho alzar mis ojos a los montes y reconocer a cada instante que mi socorro viene del que hizo los cielos y la tierra; el padecer ELA me hizo ser más sensible para percibir lo que los demás sienten y para dar una sonrisa y una palabra de esperanza y vida al que te mira y para ver el amanecer como un triunfo de mi vida.

La ELA ha ayudado a moldear mi carácter, ha hecho que viva por fe, me ha hecho ser mejor persona y me ha enseñado que los milagros no son sólo aquellos que muestran un hecho ocurrido de forma admirable y asombrosa en la vida de alguien o en alguna cosa; sino que hay milagros que pasamos por alto, porque nos acostumbramos a verlos y a vivirlos todo el tiempo, pero el hecho de que estemos acostumbrados a ellos no quita que son verdaderos milagros de Dios en nuestras vidas, tales como :el abrir los ojos, respirar, moverse, caminar, en fin, todas estas cosas son milagros reales que Dios hace en la vida de las personas cada día.

Hoy pienso que sólo unos pocos somos favorecidos de poder valorar el tiempo y de tener la oportunidad de aprovecharlo para procurar estar en armonía y en paz con Dios nuestro creador y con todos los hombres; para arreglar nuestras diferencias con las personas; para poder perdonar y pedir perdón y para ser perdonados.

Los demás hombres y mujeres de este mundo que no están enfermos con ELA o con una enfermedad terminal creen que van vivir mucho tiempo, se imaginan llegando a los ochentas o más y creen que su fuerza y salud será por muchas décadas, pero esta verdad no es para todos y nadie sabe cuánto tiempo vivirá.

Desde que estoy padeciendo esta enfermedad, muchas personas me han visitado y me han llevado algún detalle o me han ayudado con alguna cosa en todo este largo tiempo de convalecencia, eso ha sido reconfortante, pues me he sentido amada y he percibido que les importo. Sin embargo, el tiempo ha pasado y me he dado cuenta de algo y es que a estas alturas, aunque yo debería estar muerta hace tiempo, según los pronósticos médicos, sigo viva y me siento fortalecida en Dios, pues sinceramente y de forma literal Él es mi fuerza y mi respirar, pero siguiendo con lo que quería expresar, me he encontrado que ocho años después de estar enferma ya nueve personas amadas mías de las que me visitaban, me cuidaban o me llamaban, ya no viven más, han fallecido; ellos estaban sanos, estaban llenos de vida y yo he estado muy mal y deteriorada en muchos momentos y todos ellos pensaban que yo moriría muy pronto, pero no, no ha sido así, es como que yo estoy en una cola para los que se van morir rápido y de pronto ellos que estaban de último en la fila se me colearon y se fueron primero y yo todavía sigo viva y ellos ya no están, su partida me duele a mí, soy yo la que lloré por ellos y no ellos por mí.

Eso me recuerda que nadie sabe cuando va uno a morir, ni siquiera yo que estoy sentenciada con esta ELA, pero una cosa si es seguro todos vamos a morir, a menos que Cristo venga mientras aun estemos vivos y como dice las Sagradas Escritura los que lo aman serán arrebatados para encontrarse con Él, pero si no ha venido, lo más seguro es que nos muramos y eso nos puede suceder cuando menos lo esperamos, y puede ser que nos muramos no de una ELA terminal sino de un infarto, de una caída, de una indigestión, de un accidente, de un zika, de un dengue, de una gripe, en fin, de cualquier cosa que por ser la causa de muerte es "terminal".


Uno se puede morir hoy o mañana, eso es la verdad, lo que pasa es que los que creen que están sanos y que van a vivir muchos años no consideran tener en sus pensamientos un instante para meditar en lo efímero que es la vida, pues eso es lo que es la vida un instante que puede ser corto o largo, eso nadie lo sabe, por eso cada día que tenemos para vivir hay que saberlo vivir y saber para dónde nos vamos cuando nos toque partir...


Pero lo que sí es cierto y concluyo con mi reflexión es que la vida y la muerte están en las manos de Dios y sólo Él sabe cuanto tiempo tiene cada quien para vivir y Él determina cuanto tiempo voy a vivir yo. Los médicos y científicos estudiosos de esta enfermedad dicen que el promedio de vida de un enfermo de ELA es de dos a cinco años, pero eso no necesariamente ha ocurrido así en mí, pues ya llevo ocho años con ELA y todos los días Dios me da un nuevo respiro y motivo  para vivir, por eso he decidido vivir sólo el día de hoy y darle la gloria a Dios hasta que inhale mi último aliento de vida aquí.

Tengo ELA, TENGO ESCLEROSIS LATERAL AMIOTRÓFICA, UNA ENFERMEDAD RARA, ENFERMEDAD DE LA NEURONA SUPERIOR 

¿Qué es ELA?

Fue la pregunta que le hice al doctor Carlos Ascanio, el neurocirujano que me mantenía hospitalizada en Maracay, después que me vi muy comprometida con una insuficiencia respiratoria, con una evidente hemiparesia y con disartria, y él entre dientes me respondió, en tanto seguía mirando una y otra vez los resultados de los estudios que me había mandado hacer:
_____”No sé… tal vez estoy equivocado, pero esto me parece que es una ELA”.
Mi corazón saltó, por esa sospecha, especialmente, porque jamás había escuchado que existiera una enfermedad llamada ELA. Entonces le pedí a él que no me ocultara nada, por lo cual se tomó el tiempo para explicarme porqué sospechaba eso y se puso muy comprensivo contestando todo lo que le preguntaba y me dijo:
___Es una enfermedad degenerativa que afecta el sistema muscular voluntario que se llama  Esclerosis Lateral Amiotrófica y por sus siglas le dicen ELA .
Allí mi mente se llenó  de preguntas y no me iba a ir a casa con ellas así que le indagué las más importantes en ese momento.
___Pero, doctor si llegase a ser eso … dígame  ¿Esa enfermedad es grave? ¿Tiene cura?
El doctor se retrajo, suspiró y empezó a hablarme, pero algo evasivo en su respuesta
___Bueno no estamos seguros que lo que tienes sea ELA, pero sí, la ELA es grave… y bueno todavía se está buscando la cura… yo te voy a referir al hospital universitario en Caracas para que te hagan más estudios y así  descartar esta sospecha…
Entonces cuando me dieron de alta me fui a casa llena de incógnitas que no fueron respondidas por el doctor, pero aunque sentía cierta ansiedad dentro de mí había confianza en Dios y eso me daba sosiego. Al estar ya acomodada en mi habitación pedí la computadora y busqué  en Internet para saber qué era ELA y supe ese día qué era una Esclerosis Lateral Amiotrófica. Admito que me horroricé al saber de ella y no es para menos, pues se muestra muy fea y quien la padece tiene muy poca esperanza de vida.
¿Qué es ELA?

Pero desde esa sospecha que tuvo el  Doctor Carlos Ascanio pasaron varios años, pues en aquel hospital en Caracas no concluyeron en nada y yo no volví a consultas con él; en todo ese tiempo fui vista por muchos otros médicos  y cada uno tenía sus propias sospechas y me hacían exámenes y estudios de todo tipo para descartes de otras enfermedades con síntomas parecidos; cada especialista decía palabras desalentadoras o de desconcierto, pero Dios usaba la doctora Amalia Abreu la cual con paciencia estudiaba mi caso y me infundía un poco de ánimo y esperanza de que en cualquier momento algún resultado de un estudio médico arrojaría  el nombre de esa enfermedad que se mostraba disfrazada, finalmente una electromiografía terminó mostrando claramente que tenía una enfermedad de la neurona motora superior y luego supe que eso se llama ELA, entonces recordé aquel día que Ascanio me dijo que sospechaba de ella.

Fuente: La Jornada: Es una enfermedad que paraliza gradual y progresivamente a la persona
 que la padece a causa de que las motoneuronas se han enfermado por lo 
que éstas dejan de funcionar y mueren.
Después de este diagnostico definitivo, nuevamente me metí a investigar de la ELA, pero ya con más madurez y sin aprehensión. Busqué de nuevo en Internet acerca de ella y volví a constatar que sí, sí es una enfermedad terrible, pero después de pensarlo bien me di cuenta que no es más fea que otras enfermedades sólo que los que la padecemos tenemos altas  posibilidades de perder nuestras capacidades motoras y respiratorias en menos  de dos años hasta que alguna complicación, por lo general respiratoria, marque el fin y muera, pero eso no indica que el tiempo que nos resta sea menos valioso y productivo que el que tienen los otros, creo  que con ella hay que  tener una “actitud de valor”para hacerle frente a los embates que hace ella a nuestro cuerpo y ese valor estoy convencida que sólo lo da Dios.

LA ELA ES LA ENFERMEDAD DE LAS NEURONAS MOTORAS

La ELA es una enfermedad mortal, sí, pero ¿Qué enfermedad no podría ser mortal? he visto gente morir con una neumonía mortal, con un dengue mortal, con una infección mortal, con una caída mortal, con un bronquitis mortal, con un infarto mortal, en fin, creo que cualquier cosa que afecta a nuestro cuerpo  y trastorna nuestros sistemas puede ser  mortal y bueno la ELA es una de ellas.
De tanto leer aquí y allá he concluido que es una extraña enfermedad, que tiene rompiéndose el cerebro a muchos expertos en neurología, la cual es lo suficientemente complicada como para que aún en estos tiempos de grandes avances científicos y agigantados pasos en la medicina, en la biología molecular y en la bioingeniería como jamás había sido registrado en la historia de nuestra humanidad todavía no se comprenda qué factor hace que esta enfermedad se desarrolle en las personas.

Lo cierto es que los estudiosos de esta enfermedad han llegado a entender, hasta ahora, que la ELA es una enfermedad neurológica progresiva que ataca al sistema nervioso, específicamente, a unas células llamadas neuronas motoras, las cuales tienen como función enlazar el sistema nervioso con el sistema muscular voluntario, o sea une el sistema neurológico con los músculos que se mueven cuando nosotros queremos, por ejemplo los músculos de las extremidades superiores o inferiores; según entendí, la ELA va afectando esas neuronas a tal punto que estas se van debilitando tanto que terminan muriéndose y los músculos por no poderse mover se van atrofiando y eso es lo que me ha venido pasando.
Entonces como nuestros músculos voluntarios se van atrofiando y nos van restando capacidades para caminar, tomar cosas, hablar, o respirar por lo que vamos a ir necesitando equipos que nos ayuden a adaptarnos a nuestra nueva condición física y por ende nuestra nueva forma de vida, así con estos equipos podemos mejorar nuestra calidad de vida, ganar algo de independencia y vivir un poco más de tiempo, que dependiendo de nuestro caso, puede ser mucho, poco o menos que poco.
La esperanza de vida de una persona con ELA dicen que es de dos a cinco años, pero yo he concluido que el tiempo que vive cada quién es hasta que Dios diga, unos han llegado a 6 años y algún otro caso excepcional pueda llegar a pasar varias décadas como el caso de Stephen Hawking. En mi caso he vivido hasta hoy de forma milagrosa más de ocho añospero yo he llegado a pensar que el tiempo que una persona vive  va depender de cómo se viva,  pues se puede vivir mucho tiempo más de lo que la gente espera que uno viva, pero ese tiempo ha sido lleno de amargura, de autocompasión, de resentimiento con Dios y con el mundo, o simplemente, se ha vivido haciendo todo tipo de cosas no aprobada por Dios, entonces ese es un tiempo vano y perdido; pero puede que se viva  poco tiempo, mucho menos del que la mayoría vive, pero si ese tiempo se vive con plenitud, en armonía con nuestro Creador y con los hombres, con alegría,  amor, pasión y propósito, entonces ese tiempo se hace largo; lleno de vivencias; de momentos compartidos con los que amamos; de memorias de una vida en la cual encontramos sabiduría y que está llena de pequeñas metas diarias alcanzadas las cuales nos propusimos lograr antes de morir.
Los expertos dicen que mientras la ELA no afecte seriamente a las neuronas motoras que están encargadas del sistema respiratorio se puede vivir indefinidamente,  pues la gran mayoría de muertes de enfermos de ELa se debe a complicaciones respiratorias y es que el sistema respiratorio funciona como un sistema muscular autónomo y funciona, también, como un sistema voluntario, es algo así como automático y manual,  puesto que no pensamos para respirar, pero cuando queremos y se nos ocurre aguantar la respiración o hacerla más agitada, o simular una disnea lo podemos hacer, o sea que podemos respirar a voluntad, por lo tanto la ELA se aprovecha de esa función manual y daña el sistema de la respiración, entonces cuando esto ocurre se complica la cosa, porque nos puede dar un paro respiratorio de esos terribles y bueno nos vamos para el cielo, eso sí, si hemos creído en Jesús como nuestro Señor y Salvador, pero si se rechaza su amor y misericordia… bueno lo que espera allá cuando todo termine aquí es otro lugar donde nadie quiere ir.
Digo que aunque cueste aceptar esto, debemos ser responsables con nosotros mismos, pues es una actitud necia ignorar que en cualquier momento podemos morir, sea que tengamos ELA o no, pues todos vamos a morir, por eso debemos vivir cada día de  nuestros días como si fuera el último, por si acaso ese día nos toca irnos; y debemos tener todo en orden y asegurarnos de escoger ahora que estamos aun con vida y podemos decidir para dónde queremos ir cuando tengamos que partir. Puesto que después de muertos nada podemos hacer… Dios es real y su propósito de salvación es  para todo aquel que reconoce que no se puede salvar así mismo y acepta a Jesús como su Salvador, pues se sabe pecador y condenado a morir, no sólo físicamente por causa de la ELA o por alguna otra causa sino eternamente a consecuencia del pecado que está en él o ella que lo o la separa de Dios.
Mientras estamos vivos debemos dar  gracias a Dios por la  ciencia y la bioingenería que han inventado aparatos y equipos médicos que nos mejoran nuestra calidad de vida  para podamos seguir viviendo hasta que Dios quiera, claro está que debemos estar conscientes de nuestra nueva condición e ir acomodándonos a una nueva forma de vida cada día, a nuestra nueva manera de respirar y de movernos, porque de lo contrario nos deprimiremos y echaremos a morir antes de tiempo y eso es terrible, hay que aceptar con valor lo que tenemos y aprender vivir con alegría cada día que nos resta; viviendo con intensidad cada momento, total, estamos en las manos de Dios, pues no vamos a vivir ni un día más ni un día menos de lo que Él ya ha designado que viviremos.
En cuanto a la enfermedad, tengo que aceptar que es inclemente y despiadada y que también se la da de una enfermedad “exquisita”, pues a medida que avanza e invade áreas en nuestro cuerpo, exige atención total y equipos de muy alto costo para mejorar la calidad de vida de aquellos que la padecemos, dado que al ir avanzando se requiere de equipos médicos como sillas de rueda eléctricas, bipap, concentradores de oxigeno, bombonas de oxigeno, medidores de valores, computadoras con sistemas  generadores de voz, camas clínicas, en fin, no obstante, oro para que se logre algún avance para frenarla y hacerla retroceder, en Dios está mí esperanza, mientras se prueba mi paciencia en medio de mi aflicción y me afianzo más en Dios que me da la fuerza necesaria para vencer  el día de hoy con la fe de que mañana también voy a vivir sea aquí en la tierra o en la eternidad.

Tengo ELA, TENGO ESCLEROSIS LATERAL AMIOTRÓFICA, UNA ENFERMEDAD RARA, ENFERMEDAD DE LA NEURONA SUPERIOR 

¿Cuáles son los síntomas de la ELA?

La ELA tiene síntomas que no son exclusivos de ella, sus síntomas son comunes a otras enfermedades, de hecho son muy parecidos a los que produce un tumor en la columna o el sida o la esclerosis múltiple o la miastenia gravis, u otras enfermedades autoinmunes o virales, en fin,  sus síntomas no son particulares, pero a mis adentros yo creo que ella tiene esos síntomas para hacerse un camuflaje y permanecer escondida hasta avanzar en su proceso de deterioro del cuerpo de los que la padecemos.
Ana Victoria Sanz. Tengo ELA
Los síntomas me retan a encontrar nuevas alternativas de apoyo
para continuar mi carrera diaria y vivir cada día con alegría mis días
del tiempo que me queda.
Por ser la sintomatología de la ELA  tan parecidos a los de otras enfermedades es difícil para los médicos conseguir el diagnóstico de ella. Los primeros síntomas pasan casi desapercibidos  y cuando ya la cosa se va poniendo seria los médicos van descartando enfermedades realizando diferentes estudios y exámenes; luego que ninguna enfermedad conocida es la causa de lo se está padeciendo se busca enfermedades raras  y termina encontrándose enferma a la Neurona Motora Central o superior (por lo general cuando la enfermedad ya ha avanzado).


Entre los síntomas más comunes están:
No son fácil los días y a veces
los síntomas son más
acentuados que nunca, pero el Señor
me llena de su gozo y
los males son soportables.
  • Debilidad muscular en una o más partes de las extremidades (manos, pies, brazos, piernas)
  • Disartria (dificultad para pronunciar bien las palabras, especialmente aquellas que tienen “R”, “L”).
  • Tics nerviosos (así llamamos en Venezuela lo que los médicos llaman fasciculaciones) que son movimientos involuntarios de grupos musculares, generalmente en los brazos, piernas o cualquier otra parte del cuerpo.
  • Espasmos o calambres (son horribles, suelen dar en las piernas, brazos y en cualquier otra parte de cuerpo).
  • Engarrotamiento de las manos (manos de garra) o pies, los médicos le dicen espasticidad.
  • Debilidad en las articulaciones.
  • Problemas de coordinación para tomar cosas o hacer movimientos como voltear en la mano el celular, abrir una puerta con perilla, cerrarse una blusa o camisa de botones.
  • Cambios en el tono del habla (disfonía o ronquera).
  • Dificultades para respirar (Insuficiencia respiratoria).
  • Dificultad para masticar o tragar.


Esta enfermedad, no tiene dolores definidos, pero sí duele y estos dolores suelen ser en las extremidades y son a consecuencia de la fatiga muscular, los espamos o calambres y la espasticidad muscular en especial éste último. Los dolores se acentúan al moverse, especialmente por la rigidez de los músculos; también en mi caso tengo sensación de dolores en el pecho al respirar como si tuviera  el pecho apretado o neumonía y dolores en la cabeza (por la falta de oxigenación de la sangre a causa de la insuficiencia respiratoria crónica restrictiva dada por el proceso de atrofia de los músculos respiratorios).


Al pasar el tiempo la espasticidad, fasciculaciones y espamos o calambres se me han hecho mas recurrentes, estos males duran más tiempo, especialmente los calambres que se prolongan por minutos interminables y después quedan lesionado los músculos afectados por varios días; A veces me da vértigos fuertes que duran días y la disartria permanece puede permanecer según el caso por días semanas o aun meses; Las fuerzas generales se me restan ahora con más frecuencia, yo digo que me siento "desforzada", pero se me van y luego regresan como si nada; La hemiparesia desde que llegó se quedó y no se ha querido ir, ella me ha afectando mi brazo y pierna izquierda y también es permanente; la insuficiencia respiratoria es crónica, pero sin avisar suele agudizarse temerariamente y por ella, casi siempre, es que he requerido ser ingresada a un centro hospitalario para ayuda más especializada, antes como no tenía diagnóstico diferencial sólo me suministraban esteroides o inmunoglobulina y otros medicamentos para atender los síntomas, ahora siguen suministrando medicamentos para minimizar los síntomas y tengo indicado el riluzol.
Tengo ELA, TENGO ESCLEROSIS LATERAL AMIOTRÓFICA, UNA ENFERMEDAD RARA, ENFERMEDAD DE LA NEURONA SUPERIOR 

Ana Victoria Sanz, Una Vida, Un Pensar

Hola, soy Ana Victoria Sanz, los médicos dicen que tengo ELA.


FOTOS MIAS DE UN MES
ANA VICTORIA SANZ: En los
brazos de mamá a un mes
de nacida.
FOTOS MIAS 002
ANA VICTORIA SANZ: De
seis años, era una niña
muy imaginativa.
Soy Venezolana, nací en los llanos del estado Apure un 23 de Septiembre del 1969, mis padres son una mezcla de inmigrantes árabes, españoles e italianos con venezolanos, viví casi toda mi infancia y adolescencia entre San Fernando de Apure y Achaguas, salvo un intervalo de dos años y medio que estuve viviendo entre el Distrito Capital y diversos estados de Venezuela, pero nuevamente regresé a mi tierra natal a hacer mi bachillerato y allí mismo, también, hice mi carrera universitaria, me casé y tuve mis hijos y desde hace unos 4 años me mudé para Valencia en el estado Carabobo.

ANA VICTORIA SANZ
ANA VICTORIA SANZ: Mis hermanos
 Angel Omar y Juan Carlos
 son más que mis hermanos, 
son mis amigos.
Angel Omar Sanz Solano era mi padre, él hace dos meses que murió de ELA, y mi madre es Ninón Rosa Lattuf Aguilar, ella es una mujer sana, muy llena de energía y vitalidad; soy la mayor de todos mis hermanos, tengo dos hermanos que más que hermanos son mis amigos, Ángel Omar y Juan Carlos con ellos compartí mis sueños desde mi infancia y ya cuando crecimos desarrollamos un lazo de amor y amistad extraordinario; también, por parte de mi padre tuve cinco hermanos , uno de ellos, el menor de todos, era un joven extraordinario con mucho temor a Dios, pero Él le plació llevarselo cuando tenía 15 años,  y los otros cuatro (Solmar, Solangel,  Jorge y Omar) son muy queridos por mí. Ellos quedaron impactados por todo el deterioro veloz que sufrió mi padre con esta terrible enfermedad y sabiendo que yo también tengo ELA, tienen temor de padecerla, no obstante, solo resta confiar en el Señor.

UNA FE

Creo en Jesús el Salvador del mundo y de mi vida, tengo mi fe y confianza puestas en Él, por eso aunque mi mañana no tiene un buen pronóstico no me atemoriza. Yo siervo a Cristo con amor y pasión desde hace más de 32 años años, mucho antes de enfermarme, pues lo conocí cuando era una adolescente de catorce años y desde entonces fue mi amigo, aunque yo no le fui tan fiel, pero Él siempre estuvo allí y cuando al fin valoré su amor por mí Él me mostró que me amaba aún más de lo que yo podía imaginar.


UNA CARRERA Y UNA VIDA

Ana Victoria Sanz
ANA VICTORIA SANZ: siendo presidente de Fondo para el Desarrollo del Estado Apure
Me gradué de Licenciada en Planificación, amé esa carrera, me hice de una gran experiencia en planes y proyectos de desarrollo, crecí como profesional y ocupé importantes cargos en la gerencia pública, trabajé independiente como asesora de proyectos y coordinadora de planes de desarrollo, proyectos públicos, sociales y empresariales, tenía proyectos políticos ambiciosos desde mi adolescencia, que luego fueron sustituidos por proyectos de más valor.
ANI EN ITALIA
ANA VICTORIA SANZ: He disfrutado los momentos buenos y he aprendido también a encontrar en los malos sabiduría.
He tenido una vida llena de vicisitudes y de alegrías, llena de momentos malos, regulares, buenos y otros tantos extraordinarios… considero que mi vida ha sido más apasionante de lo que la gente ha podido ver, pues siempre la he vivido intensamente; he sido sensible a la necesidad de los otros y he luchado por ellos; he corrido tras mis sueños antes de que se pierdan en el horizonte; he cometido sendos errores; he atropellado a algunos con mis locas carreras; me he caído aparatosamente, he querido quedarme en el suelo, pero al fin Dios me ha dado fuerzas y me he vuelto a poner de pies y he logrado avanzar una y otra vez; he sido de ayuda y de respaldo de muchos; he alcanzado cosas que no creí alcanzar y me hecho necia al engrandecerme y llenarme de altivez; he sido humillada por 
ANA VICTORIA SANZ: Veo mi vida en retrospectiva y concluyo que he vivido bastante y me siento contenta y agradecida al ETerno por haber llegado hasta aquí
ANA VICTORIA SANZ: Veo mi vida en retrospectiva y concluyo que he vivido bastante y me siento contenta y agradecida al Eterno por haber llegado hasta aquí
aquellos que menos esperé; he sido amada por unos y despreciada por otros a la vez; he caído en el pozo cenagoso de la desesperación y he tenido que esperar con paciencia hasta que Dios extienda su mano y me saque de él; me he desviado muchas veces del camino de la verdad, me he tenido que arrepentir y  de nuevo volver a empezar; y he sido avergonzada sin razón, pero también he recibido honras y glorias que jamas yo esperé y he aprendido a los golpes a dárselas al Único que verdaderamente merece toda honra, gloria y poder.
Por eso a grandes rasgos me alegro de haber vivido esta vida y estoy agradecida a Dios, porque me permitió vivir hasta aquí, aunque con apenas 46 año y este terrible diagnóstico pareciera que no he vivido mucho, pero cuando veo para atrás y evoco cada experiencia que he tenido me doy cuenta que sí ¡Sí he vivido bastante…!  Ahora el tiempo que me resta con estas sendas limitaciones por la ELA es para mí un nuevo reto que debo vencer cada día para cumplir el propósito de Dios en mi vida y al final de él encontrar en cada una de mis nuevas vivencias sabiduría.

UN MATRIMONIO 

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ANA VICTORIA SANZ: Fuí premiada con
un esposo excepcional
Me casé a los 23 años con el hombre más guapo de mi pueblo, lleno de todas las virtudes que en un hombre una mujer puede desear; le dicen Giorgio, pero se llama Jorge Luis Sigona Pannuti, él es venezolano pero sus padres son italianos, durante estos casi 24 años que hemos tenido de casados hemos vivido una historia de amor, llena de sueños, intrigas, decepciones, alegrías, tristezas, sorpresas, en fin, una historia llena de muchos proyectos fracasados y otros tantos alcanzados, los cuales, según el caso, nos han causado alegrías, tensiones, frustraciones y lagrimas.
En nuestro matrimonio nos hemos mostrado amor, pero también, algunas veces, nos hemos hecho daño; hemos conocido el perdón y nuevamente nos hemos amado; hemos reído y hemos sido felices; nos hemos probado en el fracaso, en el dolor y en la enfermedad y hemos concluido que entre más pruebas y más dificultades, mas grande crece y se hace fuerte el amor que nos profesamos, porque Dios ha sido el tercer doblez del cordón que nos une y hace cada día podamos amarnos más a pesar de los años.

UNA FAMILIA

ANA VICTORIA SANZ: Gaspare fue nuestra alegría y sólo con él estuvimos 9 años, pues alguna razón no podíamos tener más bebes.
ANA VICTORIA SANZ: Gaspare es nuestro primogénito, durante  9 años anheló tener un hermano.
ANA VICTORIA SANZ: Luego de nueve años Dios respondió a mi anhelo de tener una niña y Él le puso el nombre: Sara.
ANA VICTORIA SANZ:
Luego  de nueve
años Dios respondió
 a mi anhelo de tener
 una niña y Él le puso
por  nombre: Sara
En nuestros sueños estaba tener muchos hijos y Dios nos dio cuatro, Gaspare es nuestro  primogénito y mi amigo, es un muchacho muy inteligente, su carácter es apacible, quieto, dulce y sentimental, lo tuve a los 24 años.

Luego de nueve años del nacimiento de Gaspare en búsqueda y anhelos por tener más bebes, pues en ese largo período misteriosamente mi vientre se había hecho estéril, tuvimos a nuestra niña y princesa Sara Andrea, ella la deseaba yo con todo mi corazón y cuando estaba embarazada de ella escuché la voz de Dios que me dijo “Ella es mía” y le puso por nombre Sara; Ahora ya es una adolescente con muchas cualidades y un corazón muy lindo que ama a Dios.
ANA VICTORIA SANZ
ANA VICTORIA SANZ:
María Grazia es mi hija
menor, mi regalo de
cumpleaños que me dio Dios.
ANA VICTORIA SANZ
ANA VICTORIA SANZ:
Samuel  es mi tercer hijo
 y se llama así por cuanto
se lo pedí a Dios.
Un año y medio después que nació ella tuvimos otro hijo varón, era el anhelo de mi esposo y de Gaspare y el deseo de ellos me llevó a rogarle a Dios con muchas lágrimas por él en  aquel tiempo que tuve de esterilidad, le pusimos por nombre Samuel, porque se lo pedimos a Dios, es muy inteligente y vivo, tiene cada ocurrencia y mucho talento, es muy sensible y cariñoso y no es para nada rencoroso.
Y pasado un año y 5 meses después de nacido Samuel, entonces nació
Maria Grazia, nuestra última niña que es
ANA VICTORIA SANZ: Somos  una familia con imperfecciones
como cualquier otra, pero tratamos que el amor prevalezca ante 
todo y como padres nos empeñamos en guiar a nuestros 
hijos en su carrera con  temor al Señor.
literalmente un regalo  que le pedí a Dios el día de mi cumpleaños 36 y tal como se lo pedí así me lo concedió, ella es una niña muy grácil y dulce,que le hace honor a su nombre “llena de gracia”, es  muy talentosa con la música y con las artes.
UNA MUJER CON DEFECTOS Y VIRTUDES
ANA VICTORIA SANZ
ANA VICTORIA SANZ: He vivido con alegría y he disfrutado de todo bien.
Hasta ahora he sido una mujer como cualquier otra con virtudes y defectos, creo que estoy en la media de las mujeres del mundo, dicen que tengo un carácter afable y duro a la vez, que soy “media boba” cuando muestro mis afectos; que soy consecuente en algunas cosas y en otras en las que debería serlo no lo soy; tiendo a hacer lo que no quiero y lo que quiero lo dejo de hacer, bien entiendo al apóstol Pablo cuando dijo que a eso a él le pasaba; suelo ser impulsiva, apasionada, leal, despistada, regañona, sensible, impaciente, desprendida, a veces descuidada con cosas que para otros le parece importante, pero que a mí me parecen vanas. No soy tan buena gente, tan buena madre,  tan buena esposa, ni tan buena amiga, pero trato de compensar con amor mis faltas.

UNA MUJER AMIGA

Con respecto a la amistad he intentado mostrarme amiga… a los 14 años conocí a Rosalía (mi amiga Cary), nos hicimos amigas de verdad, hermanas y compañeras desde mi adolescencia hasta el día de hoy, nuestra amistad ha sido probada muchas veces y hemos salido con la máxima puntuación.

Desde que  conocí la amistad me gusta ser amiga y he logrado cultivar muchas amistades hasta este momento, pero aparte de Cary he esculpido con detalle y con un amor más singular la amistad en 5 amigas especiales, con cada una de ellas comparto una particular amistad. Pero mi gran y extraordinario Amigo, es el número 7, mi amigo Jesús, su amor abarca todo mi corazón y mi ser, pero Él pasó mucho tiempo atrayendome hacia Él, de hecho yo le amo, porque Él me amó primero y una vez que mi amistad y amor por ÉL se consolidó y empecé a disfrutar de la alegría y paz que da el caminar y vivir su plenitud cada día, mi vida ha sido colmada de toda su gracia, Cuán maravilloso es tener a Jesús como mi amigo.
UN LLAMADO UN MINISTERIO
ANA VICTORIA SANZ: Dios me cuenta lo que va ha suceder y me dije que alerte a los pueblos y personas para que se vuelvan a Él.
ANA VICTORIA SANZ: Dios me cuenta lo que
 va ha suceder y me dice que alerte a los
pueblos y personas para que se vuelvan a Él.
En el  año 2003, el Señor se revela a mi vida, literalmente Dios, empieza a hablarme de forma, muy peculiar, pues puedo escuchar, en ocasiones, su voz y también veo visiones de cosas que Él hará y/o dejará que pasen en estos tiempos en Venezuela y en otras naciones con el fin de que  yo las diga y prevenga a las personas de lo que pasará y los llame a volverse a Dios. Eso es lo que en las Sagradas Escrituras dice que es  “don de profecía”. Desde entonces lo me he levantado como atalaya advirtiendo a la gente, a los pueblos, a las iglesias, y a través de  los medios; Por eso me conocen en las iglesias, en el Internet en mi blog “Una Voz de Alerta Hoy” y en  las redes sociales como la profeta Ana Victoria Sanz.

UNA ENFERMEDAD Y UN PROPÓSITO

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ANA VICTORIA SANZ: Después que volví a mi cuerpo, me recuperé milagrosamente, pero la enfermedad quedó allí como un aguijón que me hace depender completamente de Dios, de su fuerza y de su respirar.
Cuando mi niña menor tenía un año y nueve meses, por el año 2008 me enfermé de esta rara enfermedad, desde entonces mis sueños cambiaron, mi familia tuvo que hacer reacomodos profundos, estuve muy grave en lo que aquel tiempo llamaron “el debut de una enfermedad rara” que no tenía para ese tiempo un nombre definido, porque no tenía un diagnóstico diferenciado.
En aquella época cuando más grave estuve, me morí, yo, literalmente, me salí de mi cuerpo y estando afuera él vi mi cuerpo inerte acostado en el lecho mientras yo estaba parada del lado derecho de la cama, allí entré en razón que me estaba muriendo y, entonces, pensé en mis hijos, y dije: “¡Vaya, Dios! Me estoy muriendo y no me había dado cuenta”;  vi, entonces, a mi mamá Rosa llorando y gritando “¡Así no, Dios, así no te lleves a mi hija!”, vi, también, una prima que oraba y pedía por mí vida y allí le dije al Señor: “Oh, Dios, mis hijos tú me los distes, tú sabes que los amo mucho, pero  tú los amas más que yo por eso sé que tú los cuidarás mejor que yo! hazlos hombres y mujeres de bien”; Luego se llenó el lugar de luz y me dispuse a caminar hacia su fuente, allí fue cuando escuché al Señor decirme “No es hoy tu muerte, es para Yo Glorificarme en ti” y entonces volví a entrar a mi cuerpo…
Desde ese momento tuve una recuperación increíble, pero por alguna razón Dios no me sanó completamente, antes me ha permitido padecer esta enfermedad con sus terribles síntomas y dolor. Yo le clamé por mucho tiempo que me sanará y muchos pastores, ministros y profetas, así como cantidades de personas han intercedido por mí, pero a él en su soberanía sobre mí no le ha parecido obrar un milagro de sanidad, antes bien un día me dijo “Bástate mi gracia”, entonces entendí que no sería sana y le agradecí a Él de forma sincera por estar enferma. 

Veo de Dios todos los días múltiples milagros en mí, en su provisión y en todo lo que requiero para soportar mejor las consecuencias de la ELA, así mismo, veo cómo me fortalece para hacer lo que debo hacer, para abrir mis ojos, levantarme y andar, pues esta enfermedad me hace débil, pero entonces la fuerza de su amor se hace presente y soy fuerte en Él y Él literalmente es mi fuerza y mi respirar para vivir un día a la vez…